En 2003 empecé en el mundo del Qi Gong, el Tai Chi, la meditación, movida por la necesidad de mejorar mi salud que llevaba tres años por los suelos. Siempre cansada, con todo el cuerpo terriblemente dolorido y sin nadie que supiera decirme qué me pasaba, encontré ayuda en estas disciplinas. Pasé tres años más en lo que para mí era la salud perfecta y decidí hacerme instructora para poder ayudar a otras personas a sentirse tan sanas como yo.
Poco a poco, casi inperceptiblemente, mi salud fue empezando a menguar otra vez. Ya terminando mi formación, me diagnosticaron una anemia tan tremenda que se me prohibió practicar algunos de los ejercicios. Aún así, antes de terminar ya estaba dando clases, compartiendo, aprendiendo y alegrándome cuando veía claras mejorías en mis alumnos.
Pronto empecé a tener intolerancias alimentarias y en febrero de 2011, una mañana de domingo en la piscina, empecé a ahogarme con el olor del cloro. A partir de ahí, ni mi salud ni mi vida no han vuelto a ser las mismas. Cinco meses después, me diagnosticaban Sensibilidad Química Múltiple, justo el último día de clase antes de las vacaciones de verano. No he podido volver.
Tal como estoy ahora, no sé si podré volver a dar clases algún día, pero al menos espero poder compartir algunos de mis conocimientos en este blog, siendo muy consciente de que sé poco de mucho y mucho de nada.